«A nosotros nos mueve mucho integrar las actividades recreativas al aire libre con la conservación de los espacios naturales para entender y medir el impacto que generamos cuando vamos a estos lugares”, dice Patxi Jaso dando inicio la charla sobre el proyecto “Impacto de la escalada en el Clavel Blanco del Arequita (Tillandsia Arequitae)”.
Andrés Rossado y Patxi Jaso presentaron el proyecto en MBC ante escaladores y biólogos. Este proyecto se encuentra patrocinado por la Universidad de la República y tiene como objetivo entender el impacto, medirlo y armar un plan de preservación de la vegetación rupícola del cerro, enfocándose en la esta especie particular, contando con el apoyo de la AUDE, la comunidad de escaladores y equipadores del Uruguay.
Andrés cuenta a la audiencia presente en la charla que el clavel blanco del Arequita es una especie endémica, es decir sólo crece en Uruguay, pero esa no es su única característica, sino que crece únicamente paredones verticales. No crece sobre tierra, no crece en los árboles como otros claveles del aire, sino que crece en la roca. Es una especie epilítica y su población más grande se encuentra en el Cerro de Arequita.
Andrés pregunta a su audiencia si reconocen al clavel a los que van al cerro. La respuesta es sí. Mauro Carugo (escalador y equipador) cuenta que los escaladores ya tienen conocimiento intuitivo que se fue pasando de boca en boca entre la comunidad sobre esta especie en peligro y que donde haya paredones con Tillandsia hay un acuerdo verbal de no escalar, ni equipar una ruta nueva, ni rapelar por esa pared.
Andrés menciona un dato para nada menor: esta especie puede tardar más de 8 años en alcanzar la madurez, por esta razón Tillandsia Arequitae se encuentra entre las especies prioritarias para la conservación del SNAP (Sistema Nacional de Áreas Protegidas) que no tiene otro objetivo que preservar la biodiversidad del Uruguay.
Las principales amenazas del clavel son los coleccionistas y el deporte, menciona Andrés, el estudio tiene como fin establecer pautas que garanticen la preservación de la especie conviviendo con la comunidad de escaladores. «No vinimos a prohibir la escalada», aclara Andrés.
Cuando se decide abrir una ruta, la línea por donde la ruta es escalable se limpia. Utilizando cepillos de alambre se retira de la pared toda vegetación y rocas flojas que pudiesen caer. Es allí dónde académicos, escaladores y equipadores tendrán que juntar esfuerzos y trabajar en conjunto para establecer una nueva forma de convivencia entre la escalada y la naturaleza que sea sustentable y asegure el menor impacto al espacio natural en general y del clavel blanco del Arequita en particular.
Por primera vez biólogos, botánicos, escaladores y equipadores se juntan a hablar del tema, esclarecer dudas e intercambiar conocimientos, lo cual promete ser el inicio que tiene como objetivo el encontrar la mejor forma de que los escaladores sean también los encargados de proteger el clavel blanco.
Integrantes del proyecto: Serrana Ambite, Inés Etchelet, Patxi Jaso, Andrés Rossado, Pablo Velozo.
¿Qué pueden hacer la comunidad de escaladores por los claveles?
En caso de encontrar un clavel en el suelo, se puede reubicar asegurándose de colocarlo por arriba de la línea de árboles, sobre la roca y en un lugar donde haya sol.
Fotos: cortesía de Andrés Rossado y Patxi Jaso