Mercedes Marzoa
Lorena Prado
Valentina Ríos
Presentación de la encuesta
En el mes de agosto de 2020 se realizó una encuesta destinada a escaladoras y escaladores de Uruguay con el propósito de analizar el ámbito de la escalada desde una perspectiva de género.
Esta propuesta fue desarrollada por tres escaladoras socias de la AUDE y surgió a raíz de un debate en un grupo de whatsapp sobre la existencia de inequidades de género en las diferentes dimensiones de la sociedad, por lo que se buscó indagar y preguntar abiertamente a toda la comunidad de escalada su percepción sobre qué sucedía dentro de este ámbito en particular.
Se entiende que las desigualdades de género (así como otro tipos de desigualdades) transversalizan los distintos espacios de la vida de las personas y la sociedad en conjunto, y la escalada en particular no es la excepción. Asimismo, estos tipos de cuestionamientos han tomado fuerza en los últimos tiempos por parte de grupos de escaladoras de la región y otros países del mundo.
Al hablar de la perspectiva de género nos referimos a las metodologías y mecanismos que permiten identificar, cuestionar y valorar la discriminación, desigualdad y exclusión según el género de las personas y los roles construidos socialmente.
Entonces, el objetivo principal fue dar a conocer las percepciones que tenemos a la hora de escalar desde esta perspectiva y profundizar en estos temas para generar futuros intercambios sobre cómo nos sentimos y vivimos la escalada.
La encuesta buscó obtener información sobre distintos focos:
- Percepción general sobre inclusión y escalada
- Estereotipos de género y prejuicios
- Usos del tiempo
- Acoso
- Identificación de problemáticas de género en la escalada
A continuación se describen los resultados obtenidos.
Análisis de los resultados de la encuesta
La encuesta obtuvo 64 respuestas, 33 respuestas de varones, 24 de mujeres y 7 sin identificar el género, las cuales se contabilizan en los totales. A partir de los datos de socios/as actuales de la AUDE y otras encuestas, se estima que hay alrededor de 150 escaladores/as en el país, por lo que se piensa que el porcentaje de respuestas estuvo cercano al 40% de la comunidad escaladora uruguaya.
La primera pregunta de la encuesta se orientó a identificar la percepción sobre si la escalada es un deporte inclusivo a la hora de comenzar a practicarlo. El 91% de las personas encuestadas respondió que sí lo era, frente a un 9% que indicó que no. En el caso de las mujeres el porcentaje asciende al 92% y el de los varones llegó a un 88%.
A raíz de esta pregunta se dejó abierto un espacio para quienes quisieran responder por qué les parecía que sí o no era inclusivo. Sobre el total, se sistematizaron las respuestas por grupos de ideas:
La mayoría destacaban la no visualización de diferencias ni obstáculos, este grupo de respuestas fue seguido por aquellas que destacaban la inclusión a la hora de practicar el deporte. En menor medida, se hizo énfasis en el apoyo entre escaladores, el ambiente amigable, la comodidad, el respeto y la motivación. Por otra parte, las respuestas que apuntaban a explicar por qué no era inclusivo enfatizaban la existencia de discriminación por técnica o capacidad física, malos tratos y diferencias de oportunidades.
El segundo tema que se pretendió indagar estaba dirigido a cómo nos hemos sentido a la hora de escalar. En este punto se preguntó cuál ha sido el sentimiento más frecuente que se ha experimentado: subestimación, sobreestimación, presión o ninguno.
En esta pregunta, la mitad de las mujeres respondió que sí ha vivenciado alguno de estos sentimientos puestos en discusión frente a un 30% de los varones. El que tiene mayor proporción relativa para las mujeres fue la subestimación (29%). En el caso de los varones los porcentajes se distribuyeron de forma más pareja destacándose con un porcentaje un poco mayor la sobreestimación (12%).
Posteriormente, en relación a esta pregunta se buscó saber por quiénes se han sentido de esta forma. En general, la mayoría de las respuestas apuntaron que ha sido por parte de ambos géneros por igual. En el caso de la subestimación, hay un pequeño porcentaje de varones y mujeres que indica que se han sentido así mayormente por varones. En el caso de las respuestas de los varones, quienes respondieron haberse sentido presionados, un porcentaje indica que ha sido mayormente por varones y otro pequeño porcentaje que ha sido mayormente por mujeres.
La tercera pregunta de esta sección se orientó a indagar en qué momentos las personas se han sentido así. Se dio la opción de responder: al intentar una ruta nueva o un movimiento complicado, luego de varios intentos de un paso que no sale que me sugieran que me dé por vencido/a, a la hora de asegurar a un compañero/a, otros (especificar).
Alrededor de ¾ de los varones que respondieron, han experimentado alguno de estos sentimientos a la hora de escalar una nueva ruta o movimientos complicados. En el caso de las mujeres las proporciones entre las experiencias se encuentran más repartidas, pero se resalta el intentar una nueva ruta y dar seguro. En «al intentar una nueva ruta o un movimiento complicado«, las mujeres en general marcaron que se sienten subestimadas mientras que para este caso, los varones se sienten principalmente sobreestimados, seguido de presionados. También hubo escaladoras que indicaron otros momentos en el que percibieron estos sentimientos: a la hora de escalar con alguien que no me conoce (subestimada), en las clases (subestimada), algunos pasos en roca (presionada).
Los siguientes datos recopilados son sobre el uso del tiempo según el género, con la intención de detectar si había alguna diferencia entre las horas que se desea escalar y las realmente escaladas, y si estas diferencias tenían que ver con los roles culturales. Los resultados entre géneros tuvieron una diferencia de apenas 5%. El 79% de las mujeres indicaron que dedican menos horas de las deseadas a escalar y de los varones fue el 85%. Una variable que podría haber ayudado a entender mejor los resultados hubiese sido el rango etario de la muestra. Lamentablemente no se preguntó la edad.
Ante la pregunta: ¿Has recibido indicaciones en el momento de escalar que no hayas pedido? La diferencia entre géneros es mucho más grande. El 73% de los varones contestaron que sí recibieron indicaciones que no pidieron, en el caso de las mujeres el 96%. Lo interesante de este resultado es que a la hora de identificar si hay un género en particular que tenga tendencia a dar indicaciones no requeridas, ambos géneros tienen un comportamiento similar: del total de varones, el 78% reportaron que reciben indicaciones de ambos géneros, y el 22% por parte de varones. En el caso de las mujeres: el 83% reportó que reciben indicaciones de ambos géneros por igual, y el 17% por parte de varones. Lo que nos lleva a concluir que es muy común “brindar ayuda” a otras personas tanto en la roca como en el gimnasio, por mas que no se haya solicitado.
Las siguientes preguntas estuvieron enfocadas a identificar la existencia o no de acoso o discriminación. Los resultados ante la pregunta: ¿Has visto/escuchado comentarios o actitudes discriminatorias mientras escalabas? Fueron muy parejos entre ambos géneros. El 21% de las mujeres y el 19% de los varones respondieron que sí.
La siguiente pregunta ¿Has dejado de escalar en algún lugar por sentirte incómoda/o? tiene algunos puntos a considerar. Los resultados de los varones son: 15% respondió que ha dejado de escalar en algún momento por sentirse incómodo, y el 85% respondió que no. Es un porcentaje bajo pero igual alarmante siendo que un 91% de la muestra coincidió en que es un deporte cómodo e inclusivo lo que puede indicar que haya actitudes no muy buenas invisibilizadas. En cuanto a las mujeres, el 67% respondió que no tuvo que dejar nunca de escalar por incomodidad, cuando el 33% indicó que sí, que en algún momento dejó de escalar por sentirse incómoda. A estos resultados, se suma además una agravante, que posiblemente dentro de esta muestra no se haya llegado a gente que dejó de escalar y no ha retornado.
Dentro del 33% de mujeres que dejaron de escalar por sentirse incómodas, las razones dadas fueron: 33% por miradas intensas, 20% comentarios fuera de lugar, 13% agresiones pasivas, el resto indicó motivos no vinculados a la temática de género como: competencia o la existencia de grupos cerrados. De los varones, el 14% indicó que dejó de escalar por agresiones pasivas, otro 14% por comentarios fuera de lugar, y el resto por razones no vinculadas a la temática de género.
El 94% de los varones indicaron no haber recibido (o detectado) ningún tipo de acoso en el ámbito de la escalada (el 6% restante de las respuestas no tiene que ver con temáticas de género), mientras que un 28% de las mujeres indicó que sí. Dentro de ese porcentaje, el 16% indicó que sufrió acoso verbal, y el 12 % acoso físico.
Frente a la pregunta ¿Sentís que es necesario visibilizar las problemáticas de género? el 50% de las mujeres indicó que sí es necesario, frente a un 4% que indicó que no lo es. Valores similares, aunque menores, se encuentran en las respuestas afirmativas de los hombres, alcanzando un 45%, mientras que aumentan las respuestas negativas, aun 9%. Cabe destacar que un total de 40% sumando ambos géneros decide no responder esta pregunta.
Sobre el motivo por el cual es necesario visibilizar estas problemáticas, si bien la consulta fue abierta, las respuestas se pueden agrupar como sigue:
Ocho personas indicaron que el motivo es para generar conciencia, cinco para generar igualdad, cuatro para producir un cambio y trabajar en ello, tres para eliminar la discriminación, prejuicios y conductas inapropiadas, otras tres para disfrutar libremente y dos personas indicaron que es necesario para evitar los micro-machismos. Por último se encuentran respuestas unitarias con lo siguiente: generar respeto, eliminar el mansplaining, mejorar los comportamientos sociales, tender puentes desde la empatía, tomar responsabilidades, visibilizar la discriminación en general, mejorar la convivencia y evitar naturalizar actitudes y palabras. En cuanto a motivos para no visibilizar las problemáticas de género, cuatro personas contestaron que es irrelevante.
A raíz de estas últimas preguntas abiertas, surgen una serie de ideas para contar con un ambiente de escalada cómodo y seguro surgen la siguientes propuestas:
- Generar un espacio seguro donde poder expresarse.
- Visibilizar determinadas actitudes: denunciar/condenar situaciones de discriminación.
- Crear un Código de conducta.
- Mejorar la comunicación, hablar de temas que pueden estar vinculados a la escalada desde una perspectiva de género.
- Bajar la competitividad.
- Trabajar sobre los prejuicios, egos y la empatía.
- Fomentar el respeto y la diversidad.
- Darle mayor visualización y reconocimiento al trabajo de las mujeres escaladoras, donde hay escaladoras integrantes de los equipos de los gimnasios, mujeres que brindan cursos, mujeres que equipan rutas, etc.
Otras de las preguntas buscaba analizar la posición de la comunidad escaladora frente a los nombres de algunas rutas en Uruguay, los cuales se pueden considerar, como mínimo, polémicos. La consulta nace en el contexto de que a principio de este año mujeres escaladoras se pronunciaron en desacuerdo a los nombres dados a ciertas vías en Estados Unidos que hacían referencia a misoginia, transfobia, racismo y otros tipos de discriminación. Lo mismo fue pasando en otros países como España donde la revista Desnivel habló con escaladores y equipadores teniendo una variada respuesta frente a este tema, así como en Chile donde el movimiento fue también bastante fuerte.
En nuestro contexto, el 88% de las mujeres consideraron que los nombres son negativos o no inclusivos, mientras un 4% consideró que son positivos y/o divertidos. Los hombres, en menor medida, también tienen una visión en su mayoría negativa, alcanzando un 61% frente a un 19% que consideró que son positivos y/o divertidos. Dentro de los varones, hay un 13% que no responden.
Conclusiones generales
Para concluir, consideramos que en general hubo una recepción positiva de la encuesta, estimando que un 42% de escaladoras y escaladores de Uruguay la completó. Sabemos que en el censo realizado por la Revista Es Pa’rriba en febrero de 2019, la cantidad de varones respecto a mujeres era superada por tres mientras que en esta encuesta el 38% se definió como mujer, 52% como hombre y el 11% restante no especificó. Esto puede significar que la población femenina en este último año ha crecido o que las mujeres fueron más receptivas a la hora de completar la encuesta.
Hay que tener en cuenta que hubo variables que no se preguntaron como la edad o la tenencia de hijos/as u otras personas a cargo. Esto pudo impactar en cómo se distribuyen algunas respuestas como la cantidad de horas de escalada y los motivos.
No hay que perder de vista la preocupante cifra de que una de cada cuatro mujeres admitió haber sido víctima de acoso físico y/o verbal dentro del ambiente de escalada, dentro de las cuales la mayoría dejó de escalar en el lugar donde lo hacía, por sentirse incómoda por agresiones pasivas, miradas intensas o comentarios fuera de lugar.
Existe un amplio consenso sobre dar la discusión de los nombres de las rutas. La mayoría coincidió que si bien tienen historia y un contexto, al mirar para adelante debemos de tener una mirada problematizadora y reflexiva.
Si bien la mayoría coincidió que la escalada es un ambiente inclusivo, también hubo acuerdo en la necesidad de hablar sobre la desigualdad de género. Se manifestó que existen oportunidades de mejora y que hay que seguir trabajando para construir igualdad.
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