Entrevistamos a: Tomás Dattvyler
Años escalando: 10
Lugar preferido para escalar: Tonsai, Tailandia.
Tomás es chileno, hace un par de años que vive en Uruguay y trabaja en los molinos de viento o «ventiladores de vaca» que vemos por todas las rutas del interior. Uruguay fue rankeado como el segundo país con mayor participación de energía eólica con un 40,1% de generación, según un informe de El País, con más de 600 aerogeneradores distribuidos por todo el territorio. Los molinos tienen algo hipnótico cuando están en movimiento, tranquilizante, casi como quedarse observando el fuego arder. Si bien todo trabajo de altura resulta fascinante, los molinos suman ese viaje a la naturaleza, a la soledad, que lo vuelve más interesante. Es Pa’rriba entrevistó a Tomás, escalador y guardián de molinos, para conocer un poco más sobre este mundo.
¿Hace cuánto trabajás en altura y cómo llegaste a ese trabajo?
Hace cuatros años que trabajo en altura. Estaba viviendo en Santiago y decidí abandonar mi trabajo como Ingeniero e irme a Australia. Una vez en Sídney reboté en varios trabajos hasta que un amigo me sugirió que hiciera el curso IRATA y que buscara trabajo en altura. Empecé en una empresa que hacía mantenimiento de edificios. A veces pintaba, a veces llevábamos ventanas. Luego cuando me vine a vivir a Uruguay con la familia, empecé a trabajar en el mundo eólico.
¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en altura?
Hay varias cosas que me gustan. Pero me he dado cuenta que soy bastante introvertido, disfruto mucho mi espacio, estar solo y eso es algo que trabajando en altura se da mucho. Si bien estás con tus compañeros, se trabaja entre tres personas, en eólica los parques están bastante lejos de la ciudad y cuando estás colgado tres ó cuatro horas ahí se disfruta mucho.
Para mi es super mental, me gusta la tranquilidad que tenemos cuando estamos trabajando. Luego también están las similitudes con la escalada: usamos cuerda, estamos en altura, el equipo es parecido, hacemos mucho ejercicio físico, requiere estar activo todo el tiempo, cargando peso. Siempre en contra de la gravedad. Es como algo bastante parecido a la escalada y eso también me gusta.
¿Y lo que menos?
Es un tanto impredecible, cuesta planificar el día a día. Trabajamos con el viento, estamos todo el tiempo mirando los pronósticos, para estar seguros de cuándo vamos a tener trabajo. También está la contrapartida de eso, hay veces que por mal tiempo puedo pasar una semana en casa.
¿Es un trabajo para escaladores?
Conozco gente que escala y trabaja en altura, y gente que no y trabaja en altura. Mi impresión es que los escaladores lo disfrutan más. Les es más natural, algo que veo que se repite, es que los escaladores que trabajan en altura lo hacen con más motivación. Nos gusta el trabajo físico, la naturaleza, la altura, confiamos en el equipo, eso lo hace todo más fácil.
Escalando desarrollamos cierta habilidades, y grupos musculares: core, las manos, que te sirven para estar suspendido en el mundo vertical. Estamos acostumbrados al penduleo, si viene viento fuerte y me sacude, no me pasa nada, no me asusta. Y puede que a personas que no están tan acostumbradas a estar colgadas sea menos cómodo.
¿Cómo es la modalidad de trabajo? ¿Cómo hacen para comunicarse en altura?
Se trabaja en equipos de tres. Se cuelgan dos y uno se queda en la base donde está el molino que se llama góndola (arriba) como apoyo al rescatista. Dos bajamos y trabajamos juntos. Y nos comunicamos por radio, por walkie talkie ya que todo tiene que ir atado a ti.
¿Alguna anécdota que quieras contar?
Me acuerdo una vez que se nos cortó una cuerda – Qué-. Se llama quinta cuerda, nadie estaba suspendido de la cuerda, claro. Es una cuerda que va de arriba de la góndola hasta el piso y se ancla a la camioneta en tensión. La cuerda está desplazada de la vertical del molino, para poder moverse en el plano «horizontal» y llegar a las palas. Estábamos trabajando, usando la cuerda y un compañero de abajo capturó mal una comunicación, y agarró la camioneta con la cuerda atada y la metió reversa como un demonio y la cortó. Nosotros estábamos desplazados de la vertical, usando la cuerda y cuando se cortó, hicimos un péndulo muy largo.No pasó nada pero nos dimos un susto grande. Las puteadas que se llevó el compañero de abajo, ni te cuento, claramente, hizo algo fuera del protocolo.
¿Qué le dirías a los interesados en este mundo eólico?
El viento es una fuente de energía limpia, renovable, amable con el medio ambiente y de mínimo impacto. Esperamos que esta industria siga creciendo y generando más puestos de trabajo, especialmente para nuestra comunidad escaladora. Los invitamos a informarse y a atreverse a soñar en desarrollar una carrera que los puede llevar a viajar por el mundo, conocer escaladores motivados de todas partes y sobre todo a aportar con un granito de arena al cuidado de nuestro planeta.
¿Te gustaria hacerle alguna pregunta a Tomás? dejá tu comentario.
Artículo publicado en la versión Impresa/Artesanal de la revista edición III, Julio 2020
Un pensamiento en “Trabajar en altura: el mundo eólico”
Comentarios cerrados.
Hola tomas, me encantó leerte, venía a mi cabeza cada imagen sobre todo la anécdota que susto, mi hijo que para mi aún es pequeño de 21 años esta por incursionar en los parques eólicos, estoy emocionada por que como bien dices es un granito de arena en conservar el planeta pero a mi las alturas me dan miedo le he dicho que intente averiguar cómo llevar un paracaídas por su acaso, pero me dice que eso es imposible, algún Consejo que pueda yo decirle con respeto a tu experiencia, pues el no tiene a nadie como referente en ese tipo de trabajo. Un saludo caluroso y que Dios te cuide a donde vayas