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Por Macarena Saavedra

Lo escatológico es una necesidad para el ser humano, que algunos disfrutan hasta tal punto que tienen una especie de ritual para cuando llega ese momento deseado. No se trata solo de hacer caca y limpiarse. Cuando esa necesidad fisiológica se manifiesta durante un día de escalada en cerros o montañas, eso lo hace mucho más disfrutable. La falta de inodoro se pierde entre la tranquilidad, el cantar de los pájaros y los paisajes privilegiados que se pueden contemplar desde las alturas.

Pero es responsabilidad de los visitantes que eso no se transforme en un atentado contra la naturaleza, al afectar el cuidado y la limpieza del lugar, que se habita temporalmente. Además, nadie quiere (ni merece) encontrarse con una sorpresa dejada por un extraño mientras se camina por los senderos o cerca de los pies de vía. 

Por esa razón, para esta nota para la revista consulté a varias personas (muchos de ellos son montañistas con años de experiencia) y elaboré una lista de las que se consideran buenas prácticas al momento de defecar.

Lo primero a tener en cuenta es la selección del lugar: todos coinciden en que debe de estar alejado de los sitios por donde transitan las personas pero también de cursos de agua. El chileno Osvaldo Korn, que es instructor de montaña y realizó el “Curso de No Deje Rastro” de NOLS en Chile -que incluye técnicas para reducir el impacto en la naturaleza- precisó que esa distancia debe ser de 50 pasos desde donde transita la gente y de 100 pasos de fuentes de agua.

Lo segundo que se debe tener en cuenta es pensar qué se va a hacer con la caca: esto dependerá de cuáles son las características del lugar. Estando en Uruguay, la práctica más usada y recomendada por quienes fueron consultados es hacer un pequeño pozo (de al menos 15 centímetros) para luego enterrar los desechos, porque hay un factor ambiental que favorece la descomposición de la materia orgánica como la caca: la humedad. 

En cambio, en sitios muy fríos o muy secos la situación es distinta. “Pueden pasar años y queda petrificado, como un monumento”, aseguró Gaspar González, espeleólogo y montañista uruguayo. “En los glaciares o zonas altas donde la humedad es baja y el frío muy intenso no hay descomposición orgánica prácticamente”, explicó. Por esa razón, en montañas muy concurridas, suele ser obligatorio bajar la caca, para lo que se utiliza un “cacatubo” como recipiente para mantener los desechos hasta el descenso. Y aunque no fuera obligatorio esta es la recomendación que dieron los montañistas consultados.

Por último, pensando en el momento de limpiarse, “es desagradable encontrarse en los claros de vegetación con el papel higiénico tirado”, dijo Yamandú López, un gran escalador, que hace montaña desde 1986 y alta montaña desde 1996. Para evitar eso, lo último a tener en cuenta es qué hacer con el papel. La sugerencia para todos los sitios es que debe retirarse del lugar, por lo que es necesario llevar una bolsa para eso. En Uruguay o lugares con climas similares, durante el otoño, el invierno o la primavera, otra práctica recomendada es prenderlo fuego. Sin embargo, durante el verano esta costumbre es peligrosa, porque hay riesgo de incendio, por lo que en esa época se debe retirar el papel higiénico.

Imagen destacada tomada de: 123rf

2 comentarios en “A la mierda, andá a cagar

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